martes, 18 de diciembre de 2018

Retrovisor

A veces todo encaja
cuando tú canción
inunda mi habitación
Sweet Jane.
No acudiré
a la cita con Papa Noel 
bajo la fachada 
del Corte Ingles.

Iré en modo avión

al pasar los escaparates
que muestran 
lo que no necesito.

Legará el cálido viento del sur
cuando el tiempo sople incierto 
entre luciérnagas parpadeantes

y en las hojas de las hortensias
una senda de caracoles,
refleje nubes preñadas de lluvia.

Flotaré en él
evitando aquellos ecos 
que me hagan caer al suelo.



                                                                                          © 2018  Texto de Arturo García Fernández
                                                                                          © 2018  Foto Arturo García Fernández






Retrovisor (2ª versión)

La bruma urbana 
enjabona con su llanto
el cristal
y no me deja ver 
lo que he dejado atrás.

Más adelante
un orondo Papá Noel
en la reluciente fachada 
del Corte Ingles,
reclama las  multitudes 
que abrevan 
en los escaparates.
Oasis que no aliviaran mi sed.

Aguardo al cálido viento del sur,
cuando el tiempo sople incierto 
entre luciérnagas intermitentes.
Una senda de caracoles
refleja sobre las aceras
nubes preñadas de lluvia,
que enjaguará el cristal.

Se han ido las lágrimas.
Olvidaré el olvido,
me acostumbraré a vivir
con los que ya no estáis.













lunes, 19 de noviembre de 2018

In Memorian

“VETUSTEANDO”, es un escrito de Chuso (exjugador del Real Oviedo y vecino de toda la vida en Ciudad Naranco). 
Lo leyó su hija Jimena al final del emotivo funeral de su padre en la parroquia de Barres (Asturias):

Había hecho el bachiller con los Escolapios, merced a una de esas escasas becas que concedían los curas a los buenos estudiantes, fui monaguillo en el colegio, por eso me la dieron. Acabado el bachiller destacaba en el Real Oviedo juvenil, por lo que me notificaron que pasaría al Vetusta de la tercera división, en el equipo de mi ciudad. ¡No había guaje más feliz en el mundo! De modo que conseguí que mi padre, sin ser un Medici, hiciera de mecenas y a pesar de la estrechez de nuestra economía familiar (mal endémico en aquellos tiempos) me costease un encierro de casi tres meses en un pueblo apartado en la montaña que divide Asturias y Galicia, bastante cercano a la Bobia de Jarén, con el propósito de mejorar mi físico, ya que media 1.80 y pesaba 60 kg. Me buscó hospedaje adecuado y con más moral que el Alcoyano, provisto de unas pesas artesanales (hechas por un ferreiro de la zona) haciendo de la necesidad virtud, que diría el clásico, empecé a entrenarme en aquellas soledades sin más dirección que mi propio entendimiento. 
Al alba desayunaba y salía hacia el monte, siempre hacia arriba, a las brañas subía corriendo entre loureiros, dejando atrás, camino de sus tareas, a los labradores que me informaban de senderos y fuentes, pensando en su interior que no estaba muy cuerdo. Entonces no se hacía footing, ni había televisión para ver otras formas de vida o costumbres, el que nacía en aquellos andurriales no salía sino para ir a la “mili”, y el que emigraba no volvía hasta que Lobatón lo encontraba en “Quien sabe donde” reclamado por familiares nostálgicos y aburridos. 
Yo subía por veredas formadas por los animales y pastores durante siglos, entre árgomas y felechos. En los claros y majadas, las vacas rumiaban inmóviles como estatuas, salvo el rabo fustigador de moscas y tábanos, oteando ensimismadas el fondo de los valles y las laderas de enfrente, vigilando tal vez a las abejas que recolectaban néctar y polen para depositarlo después en los truébanos de tocones resecos, con su lousa de pizarra a modo de boina, agrupados dentro de un cortín de piedras sin puerta, para proteger la miel de osos llambiones. La luz era intensa y el aire perfumado por las hierbas y las flores que formaban la gancela, que después servía de cama a las vacas en el invierno. Qué destino el de aquellas pequeñas flores violetas y naranjas que desaparecerían aplastadas por las pezuñas y los excrementos de las vacas, en las cuadras compartidas por animales y hombres.
Seguía corriendo y era como hacerlo en una montaña rusa, subir trabajosamente las cuestas, bajando inmediatamente las pendientes sin freno, ganando velocidad con la inercia hasta caer saliéndome del camino, rodando entre felechos, riendo alocadamente, feliz por no haberme roto nada y gozando del descanso después del esfuerzo. 


© Texto de Jesus Rodríguez López (Chuso)   //   © Imagen AAVV la Centralilla

martes, 24 de julio de 2018

¿Quienes sois?

Con frecuencia se producen accesos internacionales a mi blog "Palabras de Arturo". Me gustaría tener algún dato o referencia vuestra, siempre me sorprende el interés por estos escritos desde sitios tan distantes del lugar donde vivo: Oviedo (España)

¿ Podéis "dejarme alguna pista" en los Comentarios de este mismo blog o en el correo imacnaranco@gmail.com ?



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miércoles, 24 de enero de 2018

Tu rostro

Te buscaba como si no lo hiciera
para así intentar
que me aceptaras.

Cuantas veces
me detuve y me perdí
sin ver tus huellas.

Ahora veo tu rostro
detrás de la ventana
que refleja el sol invernal
e intento
reconstruir un recuerdo
sin culpa por mi ignorancia.

Fuera
un ave solitaria
alejada de la costa
sobrevuela  las olas

Tu imagen se difumina.


                                                         
                                                                                   © 2018  Texto de Arturo García Fernández
                                                                                   © 1973  M.J.T.S.

sábado, 13 de enero de 2018

Closing Time

Cuando el aliento de L.Cohen 
empaña los cristales
y el agua se abre en infinitas sendas.

Cobijado en huellas que voy encontrando
con el temor de ser aplastado
copio sus versos.

Sin buscar una lógica 
que pueda salvar
el abismo que se abre entre decir
te quiero y no decirlo.



                                                                              
                                                                               
                                                                               © 2018  Texto de Arturo García Fernández
                                                                               © 1992 The Future  \  Leonard Cohen  

Dire Straits

"So far away". Tan lejos. Aquellos cuatro acordes. “So far away”. Tan lejos. Hoy sé que nunca estarás cuando vuelva a escucharlos.
Todo este tiempo has vivido bajo el sol y yo bajo la lluvia. 

Nuestra ventana abierta al mar se ha cerrado para siempre. En la penumbra recuerdo tu cuerpo distinto, aún de la noche desnudo y sonríes.
Te nombro.

                                                                                 

                                                                                 © 2018  Texto de Arturo García Fernández
                                                                                 © 1985 So far away  /  /Dire Straits